La planificación de la jubilación consiste en conocer el dinero que necesitarás cuando te jubiles (en forma de renta que complementará la pensión pública) y el cómo lo conseguirás.
En la planificación es imprescindible determinar periódicamente si el dinero invertido durante el periodo de ahorro será suficiente para cubrir las necesidades futuras.
La planificación financiera de la jubilación tiene unos principios básicos fundamentales que te ayudarán sin duda a encarar tu futuro sin los inconvenientes que trae la improvisación.
Estos principios básicos para la Planificación de la Jubilación los podemos resumir en el siguiente decálogo:
- Hacer una lista de todos los activos financieros que se posea actualmente. Es necesario tener toda la información de activos ya que será fundamental para determinar el punto de partida y conocer cuánto faltará por ahorrar.
- Estimar la pensión pública que se percibirá en la jubilación. Es determinante para buscar el complemento de renta o pensión privada que necesitaremos para ese momento. Es de destacar que la pensión pública es una variable dinámica hasta el día de la jubilación y, por lo tanto, durante el periodo de constitución del ahorro, deberemos de contemplar y ajustar previsiones a los distintos períodos cambiantes (por ejemplo, ahora se exigen los últimos 19 años de cotización para el cálculo de la pensión pública; antes eran 8 y la tendencia será el considerar toda la carrera profesional).
- Calcular otros ingresos futuros que se puedan percibir. Posibles ganancias de bienes inmuebles, intereses devengados por ahorros y otras inversiones o herencias que se esperan recibir.
- Calcular el pasivo. Hay que hacer una lista que incluya hipotecas, préstamos con garantía hipotecaria y otros créditos. Es necesario restar las deudas de los activos para determinar el patrimonio neto.
- Evaluar las necesidades de seguro. Establecer coberturas complementarias para que el periodo de ahorro no se vea mermado por la salud. Es importante revisar las pólizas de seguro de vida, incapacidad y salud para ir ajustando las coberturas, incrementándolas o reduciéndolas, para conseguir el equilibrio patrimonial. Para muchos jubilados, el seguro de vida en general se reduce, aunque cada vez más se utilizan por personas con rentas altas para que sus herederos hagan frente al impuesto sobre sucesiones. El seguro de salud se suele mantener.
- Estimar los ingresos de jubilación (necesarios o deseados). Es muy difícil estimarlo cuando a uno le queda lejos el cumplir 65/67/70 años de edad (veremos a qué edad nos jubilaremos) y es más fácil cuanto más cerca se esté; en uno y otro caso, es un ejercicio necesario e interesante ya que, como es lógico, va vinculado muy directamente a los gastos para estimar el volumen de ingresos necesarios. El análisis de la variable gastos tiene que empezar por estudiar los actuales y después ajustándolos en base a la previsión de gastos en la jubilación, incluyendo gastos médicos, seguros, viajes y pasatiempos.
- Calcular cuánto más se necesita ahorrar para cumplir con el objetivo. Para ello, se tendrá que calcular la diferencia entre la suma de dinero que se necesitará en la jubilación en base al objetivo marcado y la suma de dinero de ahorro en el momento de la jubilación con el ritmo actual previsto.
- Considerar variables importantes: fiscalidad, inflación, tipos de interés estimados… La planificación financiera de la jubilación es dinámica ya que existen factores exógenos o ajenos a la voluntad del ahorrador, como son los impuestos, la inflación y el tipo de interés, que nos obligarán a tener un plan de revisión cada trimestre, por ejemplo (el periodo se determina, básicamente, en función del tipo de inversiones).
- Aumentar los ahorros administrando bien los gastos. Una forma que ayuda a ahorrar es reducir los pagos, deudas y evitar intereses por esquemas de consumo a plazo. Es una forma adicional de ahorro.
- Ajustar el plan periódicamente. No sólo por los factores exógenos indicados en el punto 8 y en las condiciones y cuantía de la pensión pública, sino también en los cambios que se vayan presentando en la situación laboral, en la mayor o menor capacidad de ahorro, en incurrir en gastos imprevistos, en herencias con sorpresa, etc…